Abuy Nfubea
Marcelino Bondjale ha sido militante de MOLIFUGE, cofundador de MALVEA, la plataforma “Free Mandela”, y de Papeles para todos, fue representante de foro estatal de migrantes, de la Coordinadora Paso de Cebra y de la federación panafricanista. Militó durante más de 23 años en el PSOE. En 1985, siendo líder estudiantil, junto a otros estudiantes guineanos del PSEUG encabezó el asalto a la embajada sudafricana del apartheid en Madrid, al grito de “Free Mandela” en represalia por el asesinato del escritor sudafricano Benjamín Moloise, por lo que fue condenado. Sindicalista. Licenciado en Pedagogía por la UNED y autor de varias obras. Tertuliano de Uhuru Áfrika tv y miembro del secretariado permanente de la IV Internacional Panafricanista Garveyista cimarrón y profesor de la Marcus Garvey University
Se conoce muy poco el papel de los negros en general y los guineanos en particular durante la transición. De hecho, salvo algunos libros como Afrofeminismo: 50 años de lucha y activismo de mujeres negras en España (1968-2018) que aborda el tema, no existe mucho mas ¿Qué es MOLIFUGE y que papel jugó en la transición española?
Ese libro ha sido muy importante porque ha cambiado el paradigma, la narrativa y los discursos de la historia de España. El papel del Movimiento Libertad y Futuro de Guinea Ecuatorial (MOLIFUGE) fue el de politización y activismo político de los refugiados guineanos en España. Durante la transición española, MOLIFUGE ya existía y estaba funcionado como partido opositor contra la dictadura de Francisco Macías y su Partido Único Nacional de Trabajadores. MOLIFUGE había sido fundado por Miguel Esono, Narciso Djondjo, Yolanda Ntue, Victoria Odjilo Belika, Jónes Ivina, Antonio Nguema Olinga, Miguel Ekwa, Madjodi, Mari Carmen Bedia Hernández, Miguel Rondo, Fernando Etuba Mayoko…
Maleva fue un referente que constituyó un puente con la generación de Panteras Negras de los 90 ¿Como surge Maleva?
Hubo una sinergia en el activismo, y aprovechando la ley de asociaciones de Fraga, en 1978 en Madrid fundamos una asociación cultural que denominamos Maleva, que tendrá posteriormente como referencia en Barcelona a finales de los 80 a la asociación Rhombe. Llegaron las elecciones y la gente estaba borracha de alegría y hay que recordar que fueron una novedad como acto o actividad política que había estado censurada durante mucho, casi 40 años. En cambio, otro elemento central fue la figura de Tierno Galván que pertenecía a un grupo que vinculaba el socialismo con el cristianismo, el Partido Socialista Popular (PSP) y que fue elegido alcalde de Madrid tras las elecciones municipales de 1979. Tierno Galván había participado como asesor en la conferencia constitucional de Guinea Ecuatorial celebrada en 1967. Su funeral fue uno de los acontecimientos más emocionantes que he vivido en España, más que el de Antonio Machín (risas), de hecho, firmé en el libro de condolencias.
Fuiste líder estudiantil en plena transición ¿Qué nos puedes contar de tu experiencia en el campus en aquella época?
Salí de Guinea Ecuatorial huyendo del régimen de Macías y del PUNT. Mi padre había sido asesinado en la cárcel de Bata y cuando llegué a España mis hermanos mayores Cecilia, Teodoro y Antonina -en especial Teodoro- ya estaba inmersas en la militancia política ya que fue fundador de MOLIFUGE. Bueno, entonces se comenzaba muy jóvenes en la secundaria. Llegué Madrid, al instituto Tirso de Molina de Vallecas en la avenida de Buenos Aires. Era un ambiente que estaba altamente politizado: había sentadas, marchas, huelgas, debates, lecturas de Lenin, Bakunin, Marx y otros autores, poesía… y había también mucha gente de la dirección del centro vinculado a los partidos revolucionarios de la época como LCR, POR, ORT, MC, UCE etc… allí estudié y me formé. Tras el bachillerato, el examen de selectividad lo hice en la Universidad Complutense de Madrid. Allí coincidí con Helena a quien después reencontré dirigiendo Tele K, cuando hacíamos el programa Uhuru Afrika. Helena había sido mi compañera de aula, al igual que otra mujer de SODEPAZ amiga de Mbuyi Kabunda, llamada Tina, que grata sorpresa. En aquellos años del antifranquismo o mejor dicho de la transición recuerdo que Helena era entonces muy aficionada al teatro. El ambiente político era el reflejo de la época de transición de búsqueda de un cambio, de una pasión de lucha constante con actividades muy politizada vinculadas al compromiso, no había indiferencia ni internet, es más, a la salida del instituto se repartían el periódico Mundo Obrero y La Verdad (no se repartía gratis el diario Egin porque sería muy descarado) leí mucho a autores panafricanistas como Nkrumah, Senghor, Jean Paul Ndiaye, Malcolm X o Jomo Kenyatta, cuyo nombre original era Kamau wa Ngengi.
¿De alguna manera fue una suerte para ti «caer» en este centro? lo digo porque muchos padres guineanos podrían pensar lo contrario
Yo considero que sí, estoy muy agradecido al centro, entre otras cosas por la formación y el nivel intelectual que recibí. Tuve la suerte de conocer directamente y de manera doctrinal en la corriente de pensamiento a intelectuales libertarios que me influenciaron como Agustín García Calvo que era catedrático de filología, el propio Fernando Savater, Javier Sádaba o Javier Muguerza con los que no solo compartí militancia sino lo más importante me leí sus textos. En este contexto recuerdo haber vivido el asesinato ultraderechista de Yolanda González que iba al instituto de Formación Profesional de Vallecas situado en la avenida de la Albufera. También de Andrés García, asesinado por los nazis. Un poquito más tarde a partir de estas experiencias me reafirmé de manera genérica, aunque tenía nota de matrícula de honor en religión (risas) y me vinculé al activismo político
¿Aquella experiencia te cambió la vida?
Pues sí. Tengo que decir sin ningún ambages que agradezco ese momento porque me trasformo la vida, si no llego a estar allí durante aquellos días de la transición tendría otro enfoque de la vida, aquel ambiente determinó sustancialmente lo que soy hoy, una persona panafricanista, progresista y de izquierdas profundamente consciente de mi espiritualidad o negritud. Es decir, fue una experiencia política muy real natural, la de los años del postfranquismo porque insisto, me resultó imprescindible para luego continuar con una toma de conciencia en la lucha hasta hoy.
Fuiste uno de los autores del libro de investigación Inmigración africana en Madrid marroquíes y guineanos, 1975-1990. También sabemos tu relación con la juventud negra que mediante el rap jugó un papel importante en el despertar de la conciencia panafricanista de los 80 a través de colectivos como Public Enemy Fan Club ¿Cómo viviste en 1988 el resurgimiento de los Panteras Negras?
Era en el contexto de constante militancia y politización de la transición. Como he dicho militaba a tres niveles: por un lado, en la lucha por las libertades, en la causa guineana con MOLIFUGE y por otro en la emigración con Maleva y sobre todos en el antirracismo con el movimiento “Free Mandela” o antiapartheid y también en el ámbito intelectual y académico pues era estudiante universitario, ósea cinco (risas). Y sí, lo del libro fue en 1993, un trabajo académico, una obra dirigida por el profesor Víctor Morales Lezcano, Malika Embarek López y Teresa Pereira Rodríguez (actualmente editora de Diwan). Es una de las pocas muestras y primeros ejemplos de publicaciones sobre la inmigración de Guinea Ecuatorial en España y surgió del seminario permanente de fuentes orales y gráficas para el estudio de la historia contemporánea de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), donde se analizaba la inmigración de Guinea Ecuatorial.
La asociación cultural Maleva patrocinaba distintos proyectos juveniles, entre ellos equipos de fútbol y baloncesto del club deportivo orgullo guineano y por otra parte en el despacho del letrado Narciso Djondjo, sede de Maleva en la calle Bravo Murillo, se reunía la rama juvenil de movimiento “Free Mandela”.
¿Qué han supuesto estas cuatro décadas, y que piensas cuándo se afirma que eres el inspirador de los Panteras Negras de España y del Frente Organizado de Juventudes Africanas (FOJA)?
(Risas) Pues yo lo vivo con gratitud cómo un halago y sobre todo un reconocimiento no a mí, sino a mi generación, que sembramos y otros recogieron, y eso sí constituye un orgullo en todos los sentidos. Reconozco que en 1985 no era consciente de que estábamos armando un movimiento y que mucho menos llegaría a cruzar el charco con la IV Internacional o la universidad Malcolm Garvey. Quizás en los 90, fui siendo más consciente cuando los jóvenes quisisteis ir más allá y fuiste expulsados- que es cuando os aglutináis y se radicaliza políticamente con cierta conciencia lumpen proletariado y aparecéis como un grupo concreto y discurso elaborado: Panteras Negras y FOJA. Para mí, estos 40 años han sido de resistencia, construcción y consolidación del panafricanismo que ha sido un logro inconmensurable de mucho sacrificio y esfuerzo donde la generación de FOJA fuisteis decisivos. Por tanto, el surgimiento de los panteras como jóvenes negros que enfrentaban el racismo con contundencia en las calles, no fue nuevo ni extraño ni nos pilló de sorpresa, porque daban continuidad a nuestros paradigmas y aspiraciones. De modo que desde entonces siempre he estado vinculado a las distintas corrientes, contextos y marcas del Movimiento Panafricanista IV internacional.
Este artículo se publicó en Libre Pensamiento nº 118. Verano 2024.