Decrecimiento libertario: caminos anarcosindicalistas para una transición justa

Albert Sánchez, CGT Catalunya

Este artículo es un resumen de mi tesis de final de máster. Podéis encontrar el texto completo de la tesis en inglés en The Anarchist Library.

Terreno común: valores, imaginarios y enemigos

Yo soy anarcosindicalista porque soy anarquista y sindicalista. ¿Qué quiere decir esto? Que sin renunciar al ideal, al idealismo, al ensoñamiento, intento solucionar cosas concretas, y esas cosas concretas a veces son herramientas para intentar convencer a la gente de que otro mundo es posible”.

Esta frase, dicha por uno de los entrevistados para mi tesis, identifica claramente la dualidad característica del anarcosindicalismo: la dualidad idealista-materialista. Idealista, porque su objetivo final es transformar la sociedad y llegar al comunismo libertario. Materialista, porque aún así, también se preocupa por las luchas diarias de la clase trabajadora.

Esta dualidad condiciona su posición respecto al decrecimiento. Su naturaleza idealista hace que esté dispuesto a luchar por transformaciones ecosociales decrecentistas, pero a la vez su naturaleza materialista también lo hace actuar defensivamente cuando una transformación ecosocial afecta desproporcionadamente a la clase trabajadora.

Manifestación del primero de mayo de 2023 en Madrid.
Foto: El Salto

Por ahora vamos a centrarnos en la parte idealista, viendo su proximidad ideológica con el decrecimiento. Ambos se presentan como alternativas al capitalismo ecofascista, del que son enemigos: la expansión voraz del capitalismo se hace a costa de destrozar la naturaleza y los cuerpos de les trabajadores, apropiándose de la plusvalía de ambos.

También comparten valores e imaginarios: tanto el comunismo libertario como el decrecimiento se basan en la democracia directa, la horizontalidad, la comunidad, los cuidados, etc. De hecho, comparten visiones muy similares sobre la naturaleza del trabajo. Ambos consideran que el trabajo debe servir para satisfacer las necesidades de la población, que debe ser enteramente reproductivo, y que no debe ser explotador. Todo el trabajo debe ser repartido entre todes, y todo producto debe ser comunalizado, como ya argumentaba Kropotkin. En la teoría, ambos están en contra del trabajo asalariado, y por lo tanto el debate entre “empleo vs. medio ambiente” quedaría obsoleto: juntos, el anarcosindicalismo y el decrecimiento pueden encontrar soluciones en que el trabajo pase de ser contaminante, explotador e innecesario, a ser socialmente útil y ecológicamente respetuoso. Por ejemplo, los sindicatos pueden tomar el control de los medios de producción y planificar la economía con criterios decrecentistas, en función de los límites bioregionales y de las necesidades de la comunidad. Por cierto, aprovecho para comentar que los compañeros del Grup de Transició Ecosocial de la CGT Catalunya han coordinado la redacción de un informe que será la guía de planificación económica para que los sindicatos revolucionarios de la zona empiecen a impulsar el decrecimiento. Este informe ya está disponible.

Fueron precisamente les compañeres del Grup de Transició Ecosocial, junto con personas de CNT Cataluña, les que me ayudaron con la tesis gracias a unas entrevistas que les hice. Hay que decir, pero, que las ideas aquí expresadas no necesariamente representan estrictamente sus ideas, sino más bien son la interpretación que yo hice de ellas. Aún así, el mérito sigue siendo de les entrevistades.

Manifestación del primero de mayo de 2023 en Madrid.
Foto: El Salto

Una alianza entre decrecentistas y anarcosindicalistas

            Basándonos en los valores e imaginarios compartidos, una alianza entre decrecentistas y anarcosindicalistas es posible, siempre que ocurran dos cosas. El anarcosindicalismo debe extenderse más allá de lo laboral, proporcionando recursos y ayudando a organizar otras luchas. Simultáneamente, les ecologistas y les decrecentistas tienen que empezar a organizarse desde el puesto de trabajo, donde tienen el poder de controlar la producción. Si todes les decrecentistas y ecologistas se organizaran en un mismo sindicato único, probablemente aumentaría significativamente el poder transformador de ese sindicato.

Organizar transformaciones ecosociales desde fuera del puesto de trabajo

            Esta alianza ya está ocurriendo, aunque de forma limitada. En este estudio surgieron numerosos casos de anarcosindicalistas organizando transformaciones ecosociales fuera del puesto de trabajo.

Por ejemplo, la CGT se opuso a la destrucción de espacios naturales, e incluso en Huelva renaturalizaron un espacio con ayuda de la afiliación. El trabajo de restauración y renaturalización de Ruesta también es muy remarcable en ese aspecto.

También es remarcable el papel de la CGT en la lucha contra las nucleares. Por ejemplo, la CGT fue una de las organizaciones que impuso las denuncias que acabaron en el cierre de la Central Nuclear de Santa María de Garoña en 2013.

La CGT también ha colaborado con el movimiento climático. Especialmente importante fue cuando la CGT de Andalucía convocó una Huelga General por el Clima el 25 de Septiembre de 2020, en apoyo a las movilizaciones de Juventud por el Clima. En la convocatoria de huelga escribieron que se convoca “para la defensa de los intereses ambientales y climáticos, por la conservación y desarrollo de las especies tanto animales como vegetales, y por la preservación de los derechos laborales, sociales y económicos de todos los trabajadores y trabajadoras andaluzas”.

Manifestación del primero de mayo de 2023 en Madrid.
Foto: El Salto

Organizar transformaciones ecosociales desde dentro del puesto de trabajo

El estudio también encontró que cuando el ecologismo ha estado organizado desde el puesto de trabajo, los sindicatos han podido impulsar transformaciones decrecentistas desde cuatro líneas diferentes.

La primera línea es mejorar las condiciones en trabajos que son importantes para el decrecimiento. El estudio encontró que los sindicatos consiguieron mejorar las condiciones laborales en Bicing. de Barcelona, donde les subieron el sueldo un 7,4% y obtuvieron más vacaciones, entre otras mejoras. Les bomberes de TRAGSA, en Valencia, también organizaron una huelga con la que consiguieron mejores salarios, mejores estándares de salud laboral, y estabilización de contratos.

La segunda línea es aumentar la utilidad social del trabajo. Por ejemplo, en TRAGSA también consiguieron que el servicio fuera desprivatizado y nacionalizado, además de conseguir que les bomberes más viejes fueran liberados de estar en primera línea de fuego, resultando en una mayor capacidad de extinguir incendios. En NISSAN Martorell, ante el despido masivo de 2.500 trabajadores en 2021, los sindicatos redactaron un plan para la reindustrialización y socialización de NISSAN, proponiendo reconvertir la producción a coches eléctricos. El plan no fue implementado, pero aún así los sindicatos lograron conservar una parte de la producción de coches eléctricos en la fábrica.

La tercera línea es planificar la economía para ajustarla a los límites planetarios, como en el ejemplo de NISSAN.

La cuarta línea es modificar la producción para hacerla menos contaminante. El estudio encontró que los sindicatos pueden actuar como vigilantes ambientales, denunciando y actuando contra la contaminación generada por las propias empresas, tal como ocurrió en la depuradora La China de Madrid,  en la Delphi, o en la central nuclear de Cofrentes.

Organizar la educación ecosocial

            La tesis también encontró que los sindicatos son una de las mejores herramientas para educar a la clase trabajadora sobre el decrecimiento, sobretodo porque tienen mayor legitimidad a ojos de ésta. Para ello, organizan cursos y charlas, editan materiales de formación y debate, y fomentan que les trabajadores charlen y se eduquen mutuamente sobre estos temas.

            Además, la tesis también encontró que los sindicatos anarcosindicalistas pueden luchar para que la educación pública incorpore estos temas en el currículum.

Defender a la clase trabajadora ante transiciones ecológicas injustas

Hasta ahora hemos hablado de cómo la naturaleza idealista de los anarcosindicalistas los lleva a intentar implementar transformaciones ecosociales.

Pero la naturaleza materialista lleva a las anarcosindicalistas a proteger a la clase trabajadora cuando esta es desproporcionadamente afectada por transiciones ecosociales injustas.

Por ejemplo, en SEAT Martorell, el cambio de producir coches de combustión a coches eléctricos disminuyó un 30% la demanda de trabajo, ante lo cual la empresa quería despedir 1330 trabajadores. La CGT impulsó protestas y huelgas, demandando que en lugar de un despido masivo, había que redistribuir todo el trabajo, reducir la jornada laboral, y no bajar los salarios. Debido a la muy negativa actuación de UGT y CCOO, no se lograron evitar los despidos, pero aún así se consiguieron mejores indemnizaciones.

Otro ejemplo es el de Parcs i Jardins de Barcelona, donde para adaptar el riego del arbolado público a las restricciones por sequía, el Ajuntament modificó unilateralmente los horarios de trabajo de les jardineres para que tuvieran que trabajar también por la tarde, con la excusa que regar por la tarde era más conveniente. La CGT e Intersindical-CSC están en este momento luchando contra este cambio, que afecta negativamente la conciliación familiar, y que también es peor para el arbolado (el riego siempre es mejor por la mañana). Han organizado multitud de huelgas y protestas.

Finalmente, la tesis encontró que el rol defensivo del anarcosindicalismo no solo se limita a defender a las trabajadoras. Según los criterios decrecentistas, muchos de los trabajos tendrían que desaparecer: la tesis sugiere que los sindicatos pueden asegurar que les trabajadores afectades reciban toda la cobertura vital que necesitan mientras estén transicionando de trabajo, con herramientas como las cajas de solidaridad, el apoyo mutuo, y algunas formas de rentas básicas.

Conclusión

La crisis ecosocial solo deja tres escenarios posibles: una transición justa impulsada desde el anarcosindicalismo (tanto dentro como fuera del puesto de trabajo), una transición injusta impulsada por el Estado y el capital, o el colapso ecofascista. En cualquiera de los tres casos, el anarcosindicalismo va a estar en la primera línea de trinchera. Y tenemos que empezar a movilizarnos, porque la batalla ya ha empezado.