Valentín Cárcamo.
“La Europa moderna inventó las fronteras, en el sentido en que las conocemos hoy, como delimitaciones precisas entre países. Fue una de las muchas invenciones que posteriormente exportó al mundo que colonizó, culminando en la Conferencia de Berlín de 1884-85 y en el reparto de África con regla y escuadra. En contraste, fue también Europa, en la época moderna, la que abogó por la idea del mundo sin fronteras: el universalismo, el cosmopolitismo, el principio kantiano de la hospitalidad universal y sus propuestas de ciudadanía mundial o de federación global de Estados, o incluso la idea de la república universal defendida más adelante por los anarquistas.”
Si Dios fuese un activista de los derechos humanos.
Boaventura de Sousa Santos, Universidad de Coímbra.
Pensar las migraciones humanas, hoy en día, se vuelve indispensable para apreciar de cerca el proceso de descomposición que se vive en las sociedades capitalistas.
En la medida que los países periféricos se hunden lentamente en el colapso de sus sociedades (por ejemplo, Haití), los habitantes con mejores posibilidades y fuerzas tratan de salvar su situación particular y la de sus familias, buscando espacios seguros donde refugiarse en los países centrales.
De cualquier manera en que se trate este tema, siempre resulta polémico debido a la postura conservadora que maneja la Unión Europea con respecto a las migraciones de “terceros países” (como las llaman en lenguaje burocrático). No hay que olvidar las ingentes cantidades de recursos dedicadas a tratar de frenar dichas migraciones y a externalizar las fronteras.
Indudablemente las migraciones humanas han dado lugar a un problema social de grandes dimensiones en el conjunto de la Unión Europea y en España en particular, los problemas sociales ligados a ellas son cada vez más acuciantes. Existen millones de personas en condiciones de sobreexplotación, carentes de derechos sociales, civiles y políticos. Se acumulan los dramas humanos ligados a la separación familiar, la marginación, la inseguridad, la exposición a organizaciones mafiosas, las agresiones xenófobas, la muerte en el paso de fronteras… etc.
Pero, pase lo que pase, estos movimientos de población en constante crecimiento continuarán, debido principalmente a la conflictividad y a la desigualdad actual del mundo; pero no solo eso, es que los seres humanos durante toda su historia han buscado espacios seguros para habitar.
Para el caso que nos ocupa, preguntémonos, ¿Es la Europa occidental es un “espacio seguro” para que puedan habitar las personas migrantes pobres, independientemente del sitio que procedan, de cualquier condición que sean y de cualquier creencia o ideología (política, religiosa o tendencia sexual) que tengan?.
La mayoría de migrantes tienen, en principio, altas expectativas sobre la solución de sus problemas de vida, muchas personas piensan que con el simple hecho de llegar al “paraíso elegido” la situación ya está resuelta y siempre esperan encontrar un empleo digno, con un salario digno, que les permita vivir y ahorrar para poder enviar dinero a sus familias en origen, pero lamentablemente la realidad es otra.
Hay que tomar en cuenta que “las naciones modernas son íntegramente el producto de la sociedad burguesa; han aparecido con la producción de mercancías, es decir, con el capitalismo, y sus agentes son la clase burguesa. La producción burguesa y la circulación de mercancías tienen la necesidad de vastas unidades económicas, de grandes dominios, para unificar a sus habitantes dentro de una comunidad con una administración central unificada.”
De aquí podemos deducir como las migraciones son funcionales al capitalismo, que toma a las personas migrantes que necesita como una mercancía, como mano de obra barata. No hay que olvidar que el capitalismo siempre genera sus fuerzas y sus condiciones de reproducción, para el caso de la población migrante, se somete a un proceso de proletarización (precarización y sujeción al patrono) cuasi esclavista, en el caso que encuentre un empleo desregularizado.
Y continuamos. “El capitalismo unificado refuerza continuamente un poder central; incrementa la cohesión y lo delimita claramente con relación a otros Estados. El Estado es la organización de combate de la burguesía”. Es decir que es la política de los Estados la que determina la forma de tratar a las migraciones pobres de terceros países, en nuestro caso la Unión Europea.
Los problemas se ponen de manifiesto a su llegada y se enfrentan a una serie de trabas burocráticas, empezando por el proceso de regularización (comúnmente llamado “los papeles”), en el que previamente hay que pasar el tamiz que determina en que categoría encaja el Estado a cada persona: migrante económico o refugiado.
No es nuestro propósito extendernos más, para ello presentamos este dosier formado por siete artículos que dan una idea de las dimensiones del fenómeno, desde donde se pueden abordar las migraciones humanas.
Esperando que estos textos den un impulso a los esfuerzos sindicales para poner en marcha un trabajo más amplio y profundo con las personas migrantes, os deseamos una feliz lectura.
Este artículo se publicó en el Libre Pensamiento nº 115, otoño 2023