Qué hacer durante el colapso.

Jesús Garrido. Activista en Ecologistas en Acción

Las sociedades humanas se encuentran en una situación de crisis sistémica: récords de temperaturas, de precipitaciones y de sequías, y eventos climáticos extremos son la muestra más palpable del proceso que describimos; pero la pérdida de biodiversidad que nos hace perder funciones ecosistémicas como la polinización o la defensa ante la multiplicación de enfermedades, el descenso de las cosechas, las guerras por los recursos, etc… son también el resultado de sobrepasar los límites de la biosfera. Hemos agotado los recursos más fáciles y rentables de extraer y hemos superado la capacidad de la biosfera de integrar los residuos que generamos sin provocar desequilibrios.

Ya solamente el fin de los combustibles baratos y abundantes provocará grandes cambios sociales, pero la interacción de los elementos antes enumerados es posible que provoque la crisis del capitalismo y posiblemente el fin de nuestra civilización: es muy posible que hayamos superado el punto más alto de extracción de petróleo en 2018, por lo que los recursos energéticos son y serán cada vez más caros y menos abundantes. Nuestra civilización se basa en 4 elementos artificiales que es muy posible que tengas ahora mismo a tu alrededor: plástico, acero, amoniaco y hormigón, elementos vinculados a un altísimo consumo de combustibles fósiles, sobre todo diésel, para la extracción, diseño, comercialización, fabricación, transporte y mantenimiento de las infraestructuras creadas por y para estos. A su vez dan forma a nuestras poblaciones, condicionan nuestra industria, sostienen nuestra economía, permiten nuestro actual sistema de salud, etc.

Concentración de la Plataforma contra la mina en el Nordeste de Segovia. Cerezo de Abajo, 6 de abril de 2023. Foto: El Salto

Es más: producir y desechar estos elementos ha contaminado agua y suelos y está provocando un caos climático que ya comienza a interferir gravemente en las actividades humanas, dependientes de un clima estable.

Así como otras civilizaciones se han desmoronado (históricamente de manera rápida, pero desde el punto de vista de la vida de una persona de manera lenta) al agotar los elementos sobre los que se basaban, la nuestra está en un proceso de colapso impredecible, ya que influyen multitud de factores, incluso la respuesta de las sociedades ante el mismo, y que dará lugar a nuevos formatos sociales. El futuro está abierto, según Donella Meadows: “Los sistemas de retroalimentación, con su autoorganización y no linealidad, son inherentemente impredecibles, no son controlables.”

Concentración de la Plataforma contra la mina en el Nordeste de Segovia. Cerezo de Abajo, 6 de abril de 2023. Foto: El Salto

DECRECIMIENTO

El decrecimiento es la adaptación de nuestras sociedades a la contracción de nuestro metabolismo social, que tiende a una imposible expansión constante.

El decrecimiento no evitará el colapso de nuestras sociedades; en los sistemas sobrepasados, la capacidad de carga disminuye enormemente tras superar algunos puntos de inflexión. En 1972 el informe “Los límites del crecimiento” analizó la posibilidad de un crecimiento infinito de la economía y comprobó que el sistema colapsaría en la segunda mitad del siglo XXI. Estudios posteriores lo han corroborado, es más, estamos siguiendo el camino previsto en dichos informes paso a paso, ¿entonces por qué decrecer?

Al hablar de contracción de metabolismo hablamos de las actividades que usamos dentro del capitalismo para producir bienes, bienes muchas veces innecesarios. Como sabemos la felicidad no está en el consumo de todos esos bienes y, aún menos, de consumir cuantos más mejor, sino en las relaciones satisfactorias entre seres humanos, reconocimiento del valor del individuo en el grupo, la contemplación de la naturaleza, escuchar una bella canción o compartir sabrosos alimentos y disfrutar de un entorno saludable. Podemos pues hablar de Decrecer en lo material, pero crecer en el resto.

Un segundo punto imprescindible sería el de detener la degradación de la biosfera. Estamos complicando nuestra vida futura, acabando con las funciones ecosistemas que nos mantienen con vida, la estabilidad climática que permitió que se generalizase la agricultura, con los animales que nutren y oxigenen nuestros campos, con el agua que riega los cultivos y calma nuestra sed, etc. Cuanto más preservemos, tendremos más posibilidades de vivir unas vidas plenas y que merezcan la pena ser vividas.

Tercer punto: El decrecimiento no es negociable, es un hecho físico, pero como trascurramos por este sí lo es. Si damos lugar a un decrecimiento no controlado o no dirigido a la redistribución de recursos, estará jalonado de guerras, enfermedades, hambrunas y autoritarismos. Aun así el proceso será atravesado por conflictos (lo está siendo). Resistencias ante la degradación por extracción o por sobrexplotación, luchas sindicales y ambientales que en algunos países producen muertos y mucho sufrimiento, etc. Sin estas resistencias las diferencias serán cada vez mayores y las posibilidades de vidas buenas para las mayorías cada vez más escasas.

Como cuarto punto, el decrecimiento debe servir como herramienta para propiciar el surgimiento de nuevas sociedades más libres e igualitarias. Esto implica tanto una nueva (o antigua) forma de hacer las cosas, pero también de ver las cosas. Ninguna acción del ser humano está exenta de carga política, las herramientas para la creación de nuevas sociedades tampoco lo estarán, al igual que las soluciones del sistema para autoperpetuarse y sortear esta crisis. Si simplemente cambiamos de fuente de energía y usamos la biomasa dentro de un sistema que necesita crecer acabaremos con todos los bosques en unas pocas décadas, pero no alteraremos el orden social, por ello es importante tener en cuenta siempre el Qué y el Cómo, pero también el Por qué.

Concentración de la Plataforma contra la mina en el Nordeste de Segovia. Cerezo de Abajo, 6 de abril de 2023. Foto: El Salto

Algunas herramientas para el decrecimiento. Para un buen decrecimiento.

Como hemos comentado ninguna acción ni artefacto cultural del ser humano son neutrales. Por lo que debemos pensar en qué herramientas, qué cultura y qué tipo de energía queremos. Los cambios que ya estamos viendo van a modificar la sociedad en la que vivimos profundamente, y es una oportunidad para que la nueva manera de ver el mundo, nuestra nueva cosmovisión, nos permita vernos como somos seres eco dependientes, interdependientes, vulnerables y finitos. Vamos a ver que nos permite acercarnos a esa visión:

Técnicas humildes.

Conjunto de técnicas que cumplen una serie de requisitos: sencillas de utilizar y de construir. Bajas en intensidad energética y material, materiales locales, que se integren fácilmente en el medioambiente tras su uso. Nivel de jerarquía implícito en el diseño y potencial democrático, capacidad de ser reparado, que sea accesible para cualquier persona con materiales locales. Buen rendimiento: que la energía aportada sea mucho menor que la conseguida. Esto puede parecer evidente, pero en la agricultura actual, por ejemplo, invertimos 10 calorías por cada caloría que nos llevamos a la boca.

Energía (realmente renovable y emancipadora) e Industria.

Cuando hablamos de transición energética e industrial hablamos no solo de cambiar el origen de la energía y los elementos que utilizamos, sino de conseguir la energía de manera que cumpla unas determinadas características que la hagan realmente renovable y emancipadoras, (R3E) y que la industria (o artesanía) también las cumplan y se complementen, resumidas a continuación en cinco puntos.

Para la captación de energía y su trasformación no se utilizan aparatos hiper tecnificados, que dependen de una gran variedad de materiales, trasporte internacional, tecnologías en manos de pocas empresas y maquinaria muy compleja; sino materiales y energía renovables, la inspiración de estos debe ser las plantas, que se autoconstruyen y auto reparan, funcionan a temperatura ambiente, utilizan materiales abundantes, generan y sostienen un entramado de vida que les permite prácticamente cerrar los ciclos de la materia. Y su base material debe ser la biomasa, más materiales abundantes de cercanía.

También deben realizan trabajo directo y producen calor, no solo generar electricidad. Estamos hablando de paneles solares para calentar agua, quema de biomasa, molinos para producir trabajo, etc., aprovechando los conocimientos generados durante las últimas décadas.

Otra característica que deben cumplir es su integración en el funcionamiento de los ecosistemas de manera armónica. Es más, se apoyan en ellos, pues sin su concurso no se pueden desarrollar. En este sentido, un ejemplo de R3E es la navegación a vela, que usa los vientos marinos, más regulares que los terrestres, para desplazarse.

El cuarto elemento es el principio de “cosecha honorable”. Este es un concepto usado por las poblaciones indígenas norteamericanas que persigue una doble finalidad. Por un lado, dejar para el resto de los seres vivos. Es decir, no acaparar toda la energía solar. Ni siquiera una parte importante de dicha energía, pues esta es indispensable para el funcionamiento de los ecosistemas. Por otro lado, la cosecha honorable no solo persigue dejar para el resto, sino favorecer la expansión de la vida, por ejemplo, tomando leña de los bosques a través de una entresaca que permita la regeneración de la masa arbórea y de otros tipos de vegetales y, con ello, enriqueciendo el ecosistema.

Concentración de la Plataforma contra la mina en el Nordeste de Segovia. Cerezo de Abajo, 6 de abril de 2023. Foto: El Salto

La última de las características de las energías R3E es su control comunitario. Control sobre el uso y también sobre la técnica. Solo así podrán permitir sociedades realmente democráticas y justas. Esto implica técnicas sencillas y de cercanía (fabricadas con materiales y energías de proximidad), técnicas humildes.

Para más información sugiero la lectura del libro “Decrecimiento, del que al como” así como el reciente “Transición ecosocial en Cataluña”.

Sindicalismo (y asociacionismo) emancipador.

Confrontar la degradación socio ecológica. Por ejemplo, la lucha sindical contra las sustancias tóxicas en la producción industrial y agraria, o por las mejoras en las condiciones laborales.

Crear marcos culturales eco sociales. En este aspecto, los ateneos, que han construido una cultura obrera confrontativa con la hegemónica, valdrían como ilustración.

Construir satisfactores de las necesidades universalizables (justos) y resilientes. Desde comedores populares hasta cooperativas, pasando por mutualidades. Es decir, un elemento central de la actividad obrera durante décadas.

Cambio personal (adaptarnos y provocar el cambio):

Uno de los mitos de nuestra sociedad que es estamos existe un progreso lineal del ser humano en todas las facetas, la ruptura de este provocará incertidumbre y, si no se está preparado, gran sufrimiento a muchas personas. Es más que probable que pasemos de una sociedad de la imagen y la comodidad a otra de lo físico y del trabajo continuo. Tengamos en cuenta que actualmente cada persona en Europa cuenta con el trabajo que realizarían 40 personas en forma de combustibles fósiles, lo que llamamos esclavos energéticos.

Este cambio en nuestra civilización modificará nuestra forma de ver el mundo de manera radical, no volveremos a las cavernas, ni a la edad media, ni siquiera a los setenta, el camino andado no se desandará, la historia del ser humano se parece más a una espiral donde los momentos históricos no son iguales, pero se riman. ¿Cómo ayudar crear esas sociedades desde abajo?, ¿qué acciones nos permitirán andar hacia sociedades más justas e igualitarias? ¿cómo prepararnos para los cambios?

Para que surjan sociedades igualitarias primero tenemos que soñarlas, hay que imaginarlas y comenzar a realizar experiencias que propicien esas sociedades: grupos de consumo, asociaciones de apoyo mutuo, centros sociales autosugestionados, eco aldeas, etc. También canciones, cuentos, novelas o cualquier hecho cultural es susceptible de abrir el camino hacia sociedades mejores.

También es interesante adquirir conocimientos y práctica sobre agricultura, artesanía, medicina basada en plantas o cualquier disciplina que cumpla con los requisitos de las “Técnicas humildes”, nos vendrán bien y nos harán disfrutar más de la vida desde ya, alimentándonos mejor, siendo más conscientes de los esclavos energéticos y creando comunidad en torno a estos trabajos y aprendizajes. También realizaremos un esfuerzo físico que redundará en nuestra salud y que será necesario en un mundo con menor energía disponible.