Cristina Morales. Lectura fácil. Ni amo, ni Dios, ni marido, ni partido ni de fútbol. Editorial Anagrama, 2018.

Reseña de Emilia Moreno de La Vieja (Libertarias). 

Lectura fácil es un método que recoge un conjunto de pautas y recomendaciones relativas a la redacción de textos, al diseño y maquetación de documentos y a la validación de la comprensibilidad de los mismos, destinado a hacer accesible la información a las personas con dificultades de comprensión lectora.


Y la lectura fácil es el método que utiliza una de las protagonistas de esta novela para relatar la historia de  cuatro primas, provenientes de un mundo rural en el que ya ha clavado sus garras la modernidad en todas sus versiones; incluida  la asistencia social entendida como una nueva caridad, desde la que el Estado dicta las reglas, y quien tiene menos escrúpulos y más ansias de lucro, las interpreta para su provecho, mientras todo el mundo mira para otro lado.

“Lectura Fácil. Ni amo, ni Dios, ni marido, ni partido, ni de fútbol” es tan polifacética y versátil como su título, y no solo pone voz y discurso a las cuatro protagonistas, cada una con sus tiempos; sino que les asigna un recurso narrativo, un espacio temporal y un ámbito distinto, alternándolos a lo largo de toda la novela.

La narración es un recorrido por la hipocresía de la sociedad actual, una brutal confrontación con la realidad de cuatro mujeres, diagnosticadas con distintos grados de discapacidad intelectual, a quienes el sistema no solo no ayuda, protege o da herramientas de vida, como nos pretende hacer creer a la “ciudadanía”;  sino que persigue y encierra, física o intelectualmente, para que acaben encajando en el modelo, o sean escondidas bajo la alfombra.

Y todo esto en un estilo ácido, mordaz, divertido y extravagante  que no deja a nadie indiferente, y que cuestiona y pone en tela de juicio a cada una de las instituciones que intervienen en “la protección de las personas con discapacidad intelectual”.

Desde una justicia fría, carente de cualquier empatía y capacidad de entender la realidad, a unos servicios sociales buenistas, faltos de recursos y sobrecargados de normas, protocolos, y neolenguajes, que enmascaran su ineptitud para dar alguna respuesta.

Desde unos entornos familiares  en los que ya no es posible dar las soluciones de clan con las que antes se atendía, mejor o peor, a cada miembro; a organizaciones sociales utópicas, llenas de buena voluntad, pero que son igual de torpes para hacer frente a realidades diferentes a las normalizadas.

Un retrato de la sociedad actual en la que las enfermedades mentales comienzan a ser un tema muy presente, pero en el que nadie parece dar soluciones eficaces.

El sistema es muy amigo de tomar cada tema que nos preocupa  para apropiárselo, vaciarlo de contenido y conseguir que el mensaje que nos llegue retumbe sin riesgo. Y esta es una de las grandes denuncias de este libro: cómo la salud mental se está convirtiendo en un problema que se esconde delante nuestro haciéndonos creer que se toman medidas que en realidad no son más que humo.

Y como tenía que ser en estos tiempos, una plataforma televisiva ha comprado los derechos de autor, y ha convertido una dura crítica social en una serie que dice mucho menos y oculta el resto, incluido al colectivo okupado anarquista que con tanta maestría y cariño describe y critica la autora del libro.

Este artículo se publicó en Libre Pensamiento nº 118. Verano 2024.