Les Soulèvements de la Terre: confluencia de luchas y oportunidades en un contexto de Crisis Ecosocial

Futuro Vegetal

La globalidad de la Crisis Climática es incuestionable. Desde sequías eternas en la península, inundaciones en centro Europa o incendios devastadores en Brasil, el aumento de la temperatura media de la Tierra y la inestabilidad climática que éste conlleva ponen de relieve la necesidad de optar por medidas globales y transversales a toda la población. El movimiento climático ha entendido y asumido esta globalidad desde su origen, lo que ha permitido entre otras cuestiones que distintas activistas y militantes por el clima se desplacen por todo el globo para asistir a las luchas concretas que se dan en distintos territorios.

En lo que podríamos entender como una postura internacionalista llevada al extremo, donde las fronteras artificiales no componen nada más que una parte de las reglas del juego al que Estados y corporaciones intentan obligarnos a jugar, el movimiento climático ha encontrado una oportunidad para tomar una suerte de conciencia de clase global: la de quienes queremos vivir frente a la de quienes quieren lucrarse con la muerte ajena.

En este contexto, es habitual que distintas organizaciones tanto a escala estatal como global compartamos materiales, saberes, debates y espacios. Así, desde Futuro Vegetal hemos tenido la ocasión de participar en distintos espacios de la esfera europea, como el People Summit contra la emisión de Gases de Efecto Invernadero de Viena o el caso que motiva la redacción de este artículo; la campaña de acciones del movimiento francés Les Soulèvements de la Terre.

Los Levantamientos de la Tierra, en castellano, es un intento de crear una red de luchas locales y, al mismo tiempo, estimular un movimiento de resistencia y redistribución de la tierra a mayor escala que nació en el Estado francés en enero de 2021. Si bien cuestiones como las dinámicas de trabajo, la estrategia o el funcionamiento interno de la organización son radicalmente diferentes a las que implementamos en Futuro Vegetal, creemos que son más cosas las que nos unen que las que nos separan. Sobre todas ellas destaca una voluntad férrea de oponerse a la autoridad de quienes secuestran la toma de decisiones públicas para garantizar que los poderosos sigan lucrándose con la explotación ajena.

Así pues, numerosas compañeras hemos participado a título individual durante estos años en las distintas convocatorias de acción que Los Levantamientos de la Tierra han venido realizando. Desde la lucha contra la construcción de una autopista en Toulouse a la apuesta por mantener el petróleo del área de Burdeos bajo tierra, allá donde ha habido una oportunidad hemos participado con distintos roles que abarcan un abanico tan amplio como la participación en el equipo médico o en un Black Block.

Movilización del colectivo ecologista francés Les Soulèvements de la Terre

Los Levantamientos de la Tierra beben directamente de la tradición zadista; una forma de construir resistencia frente al casi incuestionable e imparable modelo de crecimiento económico. Las ZAD, acrónimo de Zona A Defender (Zone À Défendre), consisten en la instalación de un campamento autogestionado y con vocación de autonomía en espacios naturales y/o rurales que son susceptibles de ser arrasados por la implantación de macroproyectos urbanísticos. El caso más conocido es el de la ZAD de Notre-Dame-des-Landes, fundada en 2009 para evitar la construcción de un aeropuerto calificado como “un gran proyecto inútil e impuesto” y que terminó en 2018 con el reconocimiento y la regularización por parte del Gobierno francés de quienes habitaban la zona, acabando así con cualquier posibilidad de continuación del macroproyecto.

Desde Futuro Vegetal compartimos el dudoso honor con las compañeras de Los Levantamientos de la Tierra de estar fuertemente perseguidas por las autoridades. A ambas nos han catalogado como “ecoterroristas” y hemos sufrido intentos de ilegalización; nosotras mediante la acusación de organización criminal por parte de la Policía Nazional y ellas mediante una suerte de Decreto-Ley del ejecutivo francés. Si bien nuestra situación aún no se ha resuelto, el caso de nuestras compañeras terminó por una revocación de la normativa impulsada por el gobierno de Macron por parte del Tribunal Supremo francés, que reconocía la importancia social de los movimientos de resistencia y un atentado contra la democracia los intentos de ilegalización y criminalización de estos.

Las tácticas que usan Los Levantamientos de la Tierra en sus protestas son muy variadas. Pasan por las grandes manifestaciones multitudinarias, la ocupación de tierras, los sabotajes o la confrontación directa con las “fuerzas del orden”. Esto es posible porque se nutren de una tradición de lucha social en el estado francés fuertemente arraigada al grueso de la sociedad, que facilita en gran medida que a sus convocatorias se desplacen individuos de todo el estado. En el mismo sentido, los acuerdos amplios en torno a las protestas facilitan la convivencia de distintos posicionamientos orientados a un mismo fin: la supervivencia.

Un mundo rural donde la propiedad de la tierra está bastante más repartida que en el contexto español y que se organiza principalmente en torno a la Confédération Paysanne, aporta un músculo demoledor a la lucha climática y social, pues no tiene la capacidad en exclusiva de aportar militantes comprometidos, sino también de sostener a quienes ponen el cuerpo en primera línea en las ocupaciones, facilitar espacios de acogida para los campamentos o dotar de materiales útiles para la construcción y los bloqueos como tractores, balas de paja o listones de madera.

Después de las movilizaciones de los Chalecos Amarillos (Gilets Jaunes) de 2018, muchas militantes libertarias se curtieron en la resistencia directa frente a las cargas policiales. El poco respeto que se le pudiera tener a las fuerzas represivas en el Estado francés cayó durante estas protestas al ver cómo las instituciones autorizaban el uso de material militar contra población civil para contener las protestas. Esto ha propiciado que quienes participan a día de hoy de las protestas de Los Levantamientos de la Tierra tengan una experiencia y un conocimiento práctico sobre cómo hacer frente a los pelotazos de goma, las porras o a las granadas aturdidoras y de humo. Es digno de ver cómo civiles con escudos improvisados, cascos de hacer esquí y raquetas de pádel son capaces de plantar cara a la policía más armada de toda Europa.

Por otra parte, el estallido del movimiento internacional de desobediencia civil Extinction Rebellion en el estado francés propició que se integraran dinámicas propias de sociedades auto-gestionadas tales como la facilitación de espacios o las culturas regenerativas en el grueso del movimiento ecologista, así como un conocimiento superlativo en términos de comunicación política. El movimiento consiguió atraer a miles de personas por todo el estado que, en su mayoría, han pasado a componer una parte importante de las filas de Los Levantamientos de la Tierra, siendo cruciales en la organización de los campamentos y de las protestas.

Tres activistas de Futuro Vegetal fueron detenidas tras pintar la fachada de la Embajada británica en Madrid en junio de 2023. Foto: El Salto

Todos estos factores y muchos otros que por su complejidad y longitud no vamos a abarcar en este artículo, hacen de Los Levantamientos de la Tierra un movimiento inspirador, diverso y combativo. Desde Futuro Vegetal aspiramos a encontrar espacios similares a los campamentos de acción que han venido desarrollando en el territorio francés nuestras compañeras, por ello en nuestra estrategia para 2024 estamos apostando por la realización de una gran movilización este otoño.

Las acciones de Los Levantamientos de la Tierra no son solo protestas contra la construcción de macroproyectos. Son también espacios de encuentro entre activistas y militantes de todo el territorio. En los campamentos se organizan talleres, conferencias, formaciones, tiendas gratis, espacios de convivencia, comedores y fiestas. Se fortalece el tejido comunitario y el sentimiento de unión que comparten las revolucionarias. En un modelo neoliberal donde la tendencia sistémica es hacia la división, el respeto a las diferentes cosmovisiones y, sobre todo, la importancia de la causa común, sirven de nexo para articular un espacio de resistencia entre personas de distintos contextos y con diferentes intereses.

En definitiva, desde Futuro Vegetal os animamos a que acudáis a alguna de sus convocatorias. Conoceréis gente interesante, aprenderéis sobre cuestiones tan diversas como la tecnología para todas (low tech), la escalada de árboles o cómo fermentar verdura, así como tendréis la oportunidad de confrontar directamente a las fuerzas represivas del Estado en su estado más puro: la violencia ejercida contra quienes menos tienen.