Tiempos extraños

Vivimos tiempos extraños. Tras superar una pandemia sin precedentes, la economía vuelve a crecer y los beneficios empresariales vuelven a dispararse, pero la situación de la mayoría social trabajadora sigue siendo muy complicada.

 Los empresarios extienden la precariedad y los salarios de miseria, las grandes cadenas de alimentación suben los precios y generan inflación de forma abusiva, los bancos y los fondos de inversión aprovechan su situación privilegiada para desahuciar y obtener beneficios desproporcionados a costa de las familias más vulnerables, las leyes represivas como la Ley Mordaza siguen aplicándose a pleno rendimiento y las violencias machistas contra las mujeres se mantienen en niveles altísimos. Y mientras tanto, el cambio climático se acelera, con olas de calor cada vez más duras y el agotamiento de los recursos naturales se acerca.

Desahucio en Alicante de una mujer de 20 años y sus dos hijos, de 2 y 3 años. Foto: Héctor Fuentes

Por si fuera poco, la derecha y la ultraderecha pisan el acelerador del desmantelamiento de la sanidad pública y de la educación pública, aprovechando el camino abierto por el PSOE con leyes como la 15/97 de privatización de la sanidad. Y para acabar de arreglarlo, la derecha y la ultraderecha se preparan para tomar el Gobierno, ya sea mediante una victoria electoral o mediante un golpe mediático y judicial como ya ocurrió con diversos métodos y resultados en Ecuador, Bolivia, Estados Unidos, Perú y Brasil.  El acceso de la ultraderecha al Gobierno de España supondría un mayor poder aún para los grandes empresarios, la banca y los fondos de inversión, más detenciones y encarcelamientos de sindicalistas y activistas sociales, un aumento de las agresiones racistas, y un retroceso significativo en los derechos de las mujeres en cuestiones tan vitales como el derecho al aborto, las medidas contra las violencias machistas o las políticas de igualdad.

Ante esta situación, la CGT tiene la enorme responsabilidad de impulsar la coordinación entre el sindicalismo combativo y las organizaciones y movimientos sociales para hacer frente a tantas agresiones y abusos contra la mayoría social de clase trabajadora y para hacer frente también a la amenaza real que supone la ultraderecha para nuestros derechos y libertades. La CGT sola no puede hacer frente a todo lo que se nos viene encima, pero sí puede tener un papel central en la construcción de una amplia alianza sindical y social que ayude a la organización y la movilización de la clase trabajadora.

Para desarrollar estas tareas necesitamos muchas cosas: encauzar los conflictos internos de forma constructiva, seguir desarrollando la actividad sindical en las empresas, sectores y territorios, impulsar espacios de colaboración con otros sindicatos y organizaciones… y también reflexionar y debatir sobre nuevas ideas, nuevas formas de organización y encontrar nuevas estrategias que respondan de manera eficaz a las nuevas realidades y los nuevos retos.

Con este número de Libre Pensamiento pretendemos contribuir a esta necesaria reflexión colectiva. Analizando el pensamiento de Salvador Seguí, como representante de una generación de hombres y mujeres anarcosindicalistas que fueron capaces de enfrentarse a la represión de los grandes empresarios y del Estado hasta poner contra las cuerdas el sistema capitalista.  

Salvador Seguí, el Noi del Sucre

El contexto histórico en el que Salvador Seguí desarrolló sus ideas y propuestas, los años 20 del pasado siglo XX, es muy diferente al actual, pero al mismo tiempo comparte algunos rasgos como son el ascenso de la ultraderecha y la necesidad de renovar la estrategia sindical ante el agotamiento de las recetas seguidas hasta el momento y su escasa capacidad para generar un cambio social profundo.

Los planteamientos de Seguí fueron rompedores y sonaron extraños en su momento. A pesar de todo, su potencia aún perdura hoy, cien años después, en un contexto muy diferente. El coloso del sindicalismo defendió la necesidad de construir un proyecto a medio plazo, que combinara la acción sindical tradicional con amplias alianzas sociales, con estrategias para imponer al Estado políticas favorables al movimiento obrero y a la mayoría social, con el impulso de nuevas formas de vida que ensayaran la nueva sociedad alternativa sin capitalismo y sin machismo y con el desarrollo de medios de comunicación e iniciativas culturales.

Concentración contra la guerra. Madrid, 25 de febrero de 2023

Son estos debates que están hoy presentes, tanto en CGT como en otros sindicatos y  organizaciones de izquierda: la importancia de construir nuevos medios de comunicación, especialmente televisivos, que rompan el monopolio de la derecha y los grandes empresarios, la necesidad de construir alianzas a nivel de todo el país con otros sindicatos combativos y movimientos sociales, los posibles puntos de encuentro entre el desarrollo de la autogestión y la nacionalización de empresas en sectores estratégicos como la banca, la electricidad o los supermercados, el papel de la policía y la seguridad ciudadana en el cambio social o las estrategias de resistencia ante la colonización del sistema judicial por parte de la ultraderecha y ante la desaparición en la práctica del derecho laboral con juzgados sin recursos que fijan vistas por despidos con plazos de tres años, como está ocurriendo en Andalucía.

El legado de Salvador Seguí que abordamos en este número es una buena referencia para la CGT, para el conjunto del sindicalismo de clase e incluso para toda la izquierda que aspira a algo más que a administrar el capitalismo y el patriarcado.

Analizamos por tanto las propuestas y reflexiones del Noi del Sucre no para aplicar las mismas medidas que en hace cien años, sino para estimular el debate y encontrar de forma colectiva las mejores iniciativas y estrategias que nos acerquen al cambio social profundo que llevamos en nuestros corazones.

 

Este artículo se publicó en el Libre Pensamiento nº 113, Primavera 2023