¿Quién teme a Salvador Seguí?

Francisco Romero. Fundación Salvador Seguí de Madrid.

“Suponer ahora que Seguí hubiera sido esto o lo otro, o lo de más allá; querer demostrar que Seguí estaba dispuesto a abandonar el ideario de toda su vida para abrazar esta o la otra doctrina política, será tan hábil y ventajoso como se quiera; pero no es ni digno, ni decente. Y mucho menos respetable” (Homenaje a Salvador Seguí. Testimonio de Ángel Pestaña. Acción, nº 6, 22-3-1930, Barcelona).

La dispersión de los textos de Salvador Seguí, a veces difíciles de localizar, y el hecho de que algunos de ellos sean artículos escritos en colaboración con otros militantes como Salvador Quemades, ocasionan interpretaciones interesadas y fragmentarias de sus ideas. Seguí realiza unas reflexiones brillantes y profundas en sus escritos, pero en muchas ocasiones, son sus palabras en tertulias, charlas y mítines las que recogen todo el valor de sus aportaciones y serán sus compañeros los que tratarán de transmitir sus ideas fundamentales y planteamientos ideológicos por escrito. Es evidente que en estos casos estamos ante interpretaciones y matizaciones que con toda la buena intención debemos manejar con cautela.

En su obra, hay pocas referencias a los grandes ideólogos del anarquismo y abundan más los aspectos prácticos aplicados al tejido laboral y político sobre el que debe desenvolver su práctica cotidiana, manteniendo en sus escritos e intervenciones una mesurada combinación de idealismo y pragmatismo, por lo que será duramente criticado por los anarquistas más doctrinarios. Mantiene el anarquismo como ideal de sociedad y el sindicato como práctica preferente para alcanzar sus objetivos. Seguí conocía algunas de las obras de Bakunin, Kropotkin, Pi y Margall, Anselmo Lorenzo, etc., pero, sobre todo, es seguidor de las ideas del sindicalista anarcocomunista holandés Christiaan Cornelissen que propugna el sindicato como eje fundamental para construir y vertebrar la futura sociedad.

En los escritos de Seguí no se encuentra el trabajo de un estudioso intelectual, le faltan conocimientos de algunas materias y por ello apenas introduce análisis de aspectos tan importantes y enriquecedores como la historia y la economía. Tampoco realiza comparaciones entre los hechos de los que es protagonista frente a otras experiencias cercanas en el tiempo y en otros países. Esas son limitaciones y lagunas propias de su formación autodidacta, improvisada pero ávida de conocimientos de todo tipo. Sin embargo, encontramos análisis centrados y razonados de una manera directa y sencilla, llenos de frescura y audacia que le permiten llegar a las grandes masas y a sectores diversos. Suple la falta de conocimientos con la experiencia adquirida en sus múltiples relaciones y contactos de todo tipo. Su escuela no solo es la calle, también el Ateneo Enciclopédico Popular, donde desde muy joven inicia su formación, la peña intelectual del Café Suizo, el Café Español, la cárcel Modelo de Barcelona y el penal de La Mola en Mahón. Polemista agudo e incisivo, frecuenta el mundo cultural de Barcelona de principios del siglo XX, respetado y admirado, se codea con políticos e intelectuales de sólida formación y de diferentes clases sociales. No tiene complejos a la hora de relacionarse con personas ajenas al mundo sindical y anarquista. Se ha contemplado con cierta prevención, por algunos puristas, su amistad con políticos nacionalistas catalanes, como Layret o Companys. Su personalidad y su capacidad intelectual es apreciada por personajes e intelectuales alejados de sus planteamientos ideológicos.

 Y como militante, siempre se encuentra en primera línea, asumiendo las responsabilidades orgánicas, cuando procede, como propagandista y como animador intelectual. Donde a veces no llega la documentación, sí existe la constancia de su participación incansable en todo tipo de actividades públicas.

Salvador Seguí vive una época trepidante de cambios y conflictos, y en su persona vemos la aparición del sindicalista luchador y decidido a dar protagonismo al mundo del trabajo en todos los ámbitos, en un momento en que las personas trabajadoras empiezan a ser protagonistas fundamentales para el país. Sus reflexiones nos sitúan en el centro de la transformación social.

Pero no queremos quedarnos únicamente con el personaje romántico y mítico, situado en la vitrina de la historia, lectura sin otra utilidad que recordar periódicamente las hazañas de un pasado añorado. En algunos casos, se juega con interpretaciones interesadas sin respetar ni estudiar en profundidad, que no han tenido en cuenta el contexto histórico y político de la época que le tocó vivir. Para algunos es más fácil recordarle como mártir de una época convulsa que como pensador incómodo. Cuando citamos a Salvador Seguí nos referimos a unas generaciones de sindicalistas que destacaron por sus orígenes muy humildes, sus ansias de aprender, fueron autodidactas, abiertos a otras culturas, luchadores sacrificados, dignos de admiración y ejemplos a seguir. Militantes sin complejos que están dispuestos a medirse con la burguesía en todos los campos y facetas de la vida y sin tener en cuenta las consecuencias personales. No hay ningún complejo de inferioridad, estos militantes tienen claro que son el futuro de la sociedad y son capaces de crear un sindicato amplio, respetuoso con las diferencias, la CNT, que sobrevivió a los intentos de exterminio y resurgió con increíble fuerza en 1931.

La utilización de la personalidad de Salvador Seguí por diferentes ideologías se ha convertido en una constante durante los últimos años. Con intereses muy determinados, siempre es útil unir a determinadas causas una figura legendaria y emblemática. Sirve al nacionalismo, al independentismo, al anarquismo independentista y, en otros casos, a ciertos purismos anarquistas que se enfrentan a él por su aparente talante moderado y unitario.

¿Qué sentido tiene volver a estudiar la figura de Salvador Seguí casi cien años después de su asesinato a manos de los pistoleros de la patronal? A veces, se ha alabado la figura del líder, pero se ha postergado el debate sobre sus planteamientos ideológicos y su actuación en los diferentes conflictos. Por eso, es preciso aclarar algunos aspectos de sus controvertidas posiciones ideológicas. Seguí no elude los temas o los asuntos principales de la época, opina sobre aquello que más preocupaba a los sindicalistas, pero también, a las demás personas trabajadoras, sin tapujos y sin cálculos premeditados. Por eso pensamos, además, que es enriquecedor reflexionar sobre la posible actualidad de su pensamiento en la época que nos ha tocado vivir, cien años después de aquella coyuntura histórica y descubrir si tenemos algo que aprender.

Este año se cumplen cien años del vil asesinato de Salvador Seguí y para la CGT y la Fundación Salvador Seguí es una oportunidad, no solo para reivindicar su figura, que se hará desde diferentes ámbitos, sino para plantear el debate sobre la vigencia de su pensamiento y de sus reflexiones. Por esta razón, desde cinco grupos, hemos estudiado y debatido sus textos. Las conclusiones de los debates se centran en cinco facetas de su pensamiento e intervención social: el aspecto ideológico (Anarquismo y Sindicalismo), su obra más importante, (el Sindicato), su preocupación por la formación de los trabajadores, (Educación y Cultura) y dos temas que marcan la época que vivió (La violencia y El nacionalismo). Todos ellos han sido elaborados colectivamente teniendo en cuenta el rigor histórico, pero añadiéndole la inquietud sindical de las participantes en los grupos de trabajo, todas ellas sindicalistas. Además, añadimos otros tres artículos referidos en primer lugar a la participación de la mujer en las diferentes tareas y que explican la supervivencia de la CNT pese a las dificultades, en segundo lugar a los abogados que colaboraban con la organización y en tercer lugar a la rebelión de las faeneras de Málaga, similar a las que se vivieron en Barcelona y en otras ciudades.

Y, a la vez, a lo largo del año 2023 ofrecemos nuestra colaboración para organizar jornadas que promuevan la reflexión y el debate, desde las aportaciones de Salvador Seguí, sobre la situación social actual.

Finalizamos esta introducción con la acertada descripción de Seguí que nos ofrece el revolucionario ruso de origen anarquista Víctor Serge durante su estancia circunstancial en la Barcelona de 1917, “encontré al hombre extraordinario de aquellos tiempos de Barcelona, el animador, el jefe sin título, el político intrépido que despreciaba a los políticos, Salvador Seguí, al que apodaban cariñosamente Noi del Sucre”.

BIBLIOGRAFÍA

Xavier Díez. El pensament politic de Salvador Seguí.  Virus, Barcelona, 2016.

Víctor Serge. Memorias de un revolucionario. El Caballito. México, 1973.

[Este artículo se publicó en el Libre Pensamiento nº 113, Primavera 2023]